por Raquel Pozzi
En Hong Kong, Argelia, Líbano, Irak, Irán, Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, Francia y otros, los ciudadanos indignados se rebelan irascibles contra los sistemas políticos, las élites y las desigualdades sociales, la mayoría, sin líderes que sostengan el marco de las protestas que han surgido de la horizontalidad de grupos de ciudadanos que se manifiestan con una misma consigna “hastío por tener que pagar los privilegios de las élites políticas y económicas”.
Emerge en distintas regiones del mundo espacios de rebeldía contra sistemas cuya unisonancia discursiva sobre la paz controlada se encuentra en jaque. En la cumbre de la OTAN, en Londres dónde se celebró el 70° aniversario, queda explicita la crisis global a través del desencuentro de algunos mandatarios que representan la versión occidentalizada de la ira generalizada.
No está funcionando el discurso homogéneo que normaliza la expansión y la explotación neo-colonial que ejercen las estructuras estatales contra minorías regionales. Las estrategias de vigilancia se han vuelto obsoletas porque la astucia urbana ha permeado esos “tiempos vacíos” producto de la distracción inconsciente de la dialéctica del poder.
La OTAN y otros organismos internacionales como la ONU son producto de procesos históricos muy lejanos aunque pertenezcan a nuestra “historia reciente”, los mismos están siendo cuestionados por la holgazanería en el devenir de los nuevos tiempos. Esos vacíos de institucionalidad están siendo cooptados por la rebelión de las masas, quienes encuentran la forma de refundar el vínculo natural entre democracia y discusión.
El doble juego del poder ejercido desde arriba y desde afuera ha comenzado a desandar su propio camino y es el otro -el que obedecía- visibilizado y en rebeldía, el que agrede transformándose en el agredido agresor. Un juego de palabras como introducción a este espacio de reflexión. El mundo como tal es una simple abstracción para comprender en él a todas las regiones que hoy están sublevadas ya sea en el nombre de la opresión o de cualquier daño percibido por un “pueblo unánime en la auto-presencia de su habla y de su mensaje”.
Los que blanden sus bastones del poder hoy sienten el derrumbe en un proceso de mal entendimiento de quién es el amo y quién el esclavo, marco interpretativo que intenta desaprender categorías conceptuales que por repetición han sido malversadas. No sólo la región que comprende América Latina subyace enlodada en un desorden de cosas que libera cualquier tipo de subordinación. El mundo al que accedemos a través del universo de transmisiones en el ciber-espacio, permite dar luz y sonido a los reclamos que la “habilidad urbana” ha canalizado utilizando todos los espacios físicos y etéreos posibles.
Multilateralismo amoral
En el 2° Foro de París sobre la Paz y en la reunión de los países que componen la OTAN en Londres asoman argumentos tan amorales como pestilentes.
En tiempos de Bill Clinton y del primer ministro británico Tony Blair, la OTAN se autoproclamó “defensora de los perseguidos” anteponiendo la moral al derecho internacional en pos de la invocación de la versión occidental de los derechos humanos. En ese contexto sobrevinieron las intervenciones militares a Afganistán, Irak, Libia y Siria. Y son justamente estos mismo estados los que siguen padeciendo los efectos del “caos constructivo” en los términos del politólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski.
En la República libanesa y la República de Irak dimitieron los primeros ministros de cada Estado como efecto de las extensas movilizaciones gestadas en contra del sistema político en Irak y la “revolución de whatsapp” en Libia por aumento a las tarifas telefónicas. En la República Islámica de Irán las protestas surgen por el aumento de la gasolina ha generado grandes movilizaciones y el régimen ha bloqueado el acceso a las redes, se desconoce cifras exactas de muertos y detenidos. En la República Árabe de Siria la guerra no ha terminado y los focos sediciosos que quedan en el noroeste se debaten entre el Estado de Turquía y los kurdos sirios con gran preocupación del resurgimiento del Daésh. Consecuencias claras que los tentáculos occidentales inoculan el caos.
Francia y la gran huelga
El presidente de la República Francesa Emmanuel Macron ha dado el primer salto enviando un proyecto al Parlamento sobre una reforma previsional que culminaría –si es aprobado- con las tácticas progresivas, lentas y de goteo, evidenciando su flanco más liberal proponiendo terminar con las pensiones y jubilaciones de privilegios.
¿De qué se trata? De culminar con el sistema de 42 regímenes especiales que otorgan privilegios a ciertas categorías profesionales, el nuevo proyecto pretende instaurar un sistema único por puntos lo que implicaría aproximadamente una pensión mínima de 1.000 euros o 1.100 dólares para todos los trabajadores sin distinción de su condición sean privados, profesionales o autónomos.
¿A quiénes perjudica? A los trabajadores del transporte metropolitano de París y ferroviarios
¿A quiénes beneficiaría? Al sector comerciante, agrarios y al colectivo de las mujeres y las madres, por el aumento del porcentaje de jubilación de un salario mínimo a 85 %.
Las huelgas en Francia son la evidencia clara del republicanismo dónde les asiste el derecho al paro no así los grupos que se han conformado en torno a ciertos vacíos institucionales como los Black Block, Chalecos Amarillos y Casseurs, quienes operan con destrucción, saqueos y vandalismo.
El debate previsional es una materia pendiente a nivel global. El argumento de Macron se basa en la alta expectativa de vida que llega a los 86 años en Francia y con el actual sistema algunos se jubilan a los 52 años según el rubro y con esta reforma se elevaría la edad jubilatoria a 65 años.
En el contexto mundial de desaceleración del crecimiento de la economía del 3 % a menos (después de la debacle del 2008) el mandatario francés se anticipa a los graves problemas que pueden surgir en la micro-economía, sino también con sus electores y el establisment político y económico.
A pocas horas de los cruces con Donald Trump en Londres, la política interna de Francia parece encauzada a seguir los pasos de la política exterior: romper con los modelos de diplomacia de disuasión, proponiendo la coerción, que en términos internacionalistas funciona porque tanto el Multilateralismo y el Atlantismo están en su fase agonística, no así en la relación doméstica interna dónde los actores sociales en Francia han demostrado perseverancia y tenacidad y sobre todo dónde actualmente está en discusión la clase política como tal y un sistema que mantiene sus propios privilegios políticos y económicos pero sustrayendo de los bolsillos a la parte más frágil de la estructura social. Saque sus conclusiones ¿Cuánto gana un obrero y cuánto un funcionario político?
Pues la amarga verdad quiero echarla de la boca. Francisco de Quevedo.
(*): Profesora en Historia.